La desolación que entrega a la vista el desierto de Atacama apenas podría ser comparada, si acaso, con lo descrito por Ray Bradubury en "Crónicas Marcianas", pues ese insólito paraje de la Tierra parece desde todos los ángulos otro planeta, uno donde resultaría más lógico ver el descenso de un par de naves espaciales que la llegada de un grupo de turistas en automóvil.Sin embargo, el desierto de Atacama existe al norte de Chile como uno de los destinos turísticos más originales que alguien pueda visitar en su vida, y la puerta de entrada es un pueblo de menos de 6.000 habitantes cuyas extraordinarias posibilidades relataremos en este texto.Se trata de San Pedro de Atacama, uno de los lugares más áridos de la Tierra pero no el más árido del desierto del mismo nombre, un lugar que aparece en las noticias cuando le llueve, pero que siempre es objeto de reportajes, crónicas y reseñas por sus tremebundos atractivos.Hace décadas solo los mochileros conocían San Pedro, pero hoy son millones de turistas los que llegan para conocer de primera mano lo que les cuentan.Y si los días nos pueden hacer dudar de que estamos en el mismo planeta de siempre, las noches son capaces de confundirnos por completo porque se supone que en este mundo no existe cielo con tantas estrellas. Pero conozca usted de primera mano lo que tenemos que contarle sobre este pueblo de encanto que de lejos parece estar en medio de la nada, pero que de cerca está en medio de todo.
El Valle de la Luna Ir a San Pedro y no visitar el Valle de la Luna es como quedarse en casa. El nombre ya adelanta el tipo de paisaje: rocas modificadas por la erosión, asombrosos mantos de sal y una sensación de estar en serio en el satélite natural de la Tierra. Las formaciones rocosas más emblemáticas del Valle de la Luna son las Tres Marías, el Cañón, el Anfiteatro y la Piedra del Coyote. Pero lo mejor del paseo es el atardecer: un derroche cromático sin precedentes para cualquier vista. Por eso los tours son a las 3:00 y a las 4:00 de la tarde.
Laguna Cejar y Laguna Piedra El salar del desierto de Atacama es, por supuesto, el más grande de Chile. El paseo está constituído por la visita a una serie de lagunas coronadas por la Laguna Cejar y la Laguna Piedra, donde los bañistas pueden experimentar el mismo efecto de flotación que ofrece el mar muerto dada la enorme cantidad de sal que tienen las aguas. Generalmente el mismo paseo incluye una caminata por la orilla de la Laguna Tebinquinche, donde el horizonte se pierde porque la unión entre el cielo, la sal y el agua está más allá de las posibilidades del ojo humano.
Salar de Atacama También es clave visitar por separado el salar de Atacama, pues un tour a través de él permite conocerla los senderos de la laguna Chaxa, donde habitan tres especies de flamencos. Pero además el mismo paseo del salar lleva a la Quebrada de Jerez, un lugar repleto de antiguos petroglifos de anteriores civilizaciones donde los actuales habitantes del pueblo de San Pedro pueden desarrollar su producción agrícola de árboles frutales.
Valle del Arcoíris Quienes hayan quedado maravillados con los petroglifos en la Quebrada de Jeréz deben conocer el Valle del Arcoíris, lugar que recibe ese nombre por la enorme cantidad de minerales que colorean de forma muy diversa sus suelos. Allí la cantidad de petroglifos es única. Antiguos indígenas dejaron evidencia sobre roca de su convivencia con monos, camélidos y perros.
El Tour Astronómico desde el Desierto de Atacama Desde el mismo San Pedro hay un tour para que los visitantes no se pierdan la oportunidad de ver el firmamento como nunca antes desde el propio desierto de Atacama. La experiencia nocturna siempre ofrece una clase previa de 20 minutos para que los turistas se familiaricen con conceptos astronómicos y puedan identificar las constelaciones.
Termas de Puritana A 30 kilómetros de San Pedro de Atacama están las Termas de Puritana, un balneario de aguas termales que vienen a más de 30 grados desde la Cordillera de los Andes dado su contacto con material volcánico. Esas aguas llenan hasta ocho piscinas del río Puritana y cada segundo que se logre permanecer sumergido resulta inolvidablemente placentero.
Tour arqueológico a Tulor y Quitor Comprender la realidad de las civilizaciones que poblaron hace cientos y hasta miles de años el desierto de Atacama es posible gracias al tour arqueológico por los sitios de Tulor y Quitor, aldeas preincaicas cuyos restos evidencian esplendores inimaginables para un lugar tan inhóspito como ese desierto.Además de asombrosos restos de estructuras precolombinas, los turistas podrán toparse con evidencia de las luchas entre los americanos originarios y los primeros españoles que llegaron al lugar.
Géiseres de El Tatio En El Tatio está el grupo de géiseres más grande del sur del planeta y el tercero más grande después del que está en Yellowstone (Estados Unidos) y en Kronotski (Rusia). Allí los turistas pueden ver cómo el vapor emerge de la corteza terrestre imitando la respiración de un dragón que duerme en sus entrañas. El lugar además cuenta con fantásticas piscinas termales que agigantan el atractivo turístico de una zona tan rica en recursos naturales que solo la continua visita de turistas ha mantenido como zona de interés recreativo y natural.
El Salar de Tata Dicen los entendidos que el salar de Tara es el secreto mejor guardado de Atacama. Aquí el desierto también cobra vida gracias al río Quepiaco, donde una abundante fauna muestra otra cara de las posibilidades del lugar. Se trata de una caminata por el lugar idílico perfecto, una experiencia íntima solo interrumpida si acaso por alguna familia de pastores a lo lejos en el horizonte. El mismo recorrido lleva al salar de Aguascalientes, donde las lagunas tienen la cualidad de juntar sobre sus aguas más colores de los que se supone que uno vería.
Al final, la conclusión de un viaje a San Pedro de Atacama no será extra planetaria en términos reales, pero sí estará por encima de los límites de lo que creíamos posible en nuestro amado planeta Tierra.
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