Pensar en la literatura argentina es pensar automáticamente en un nombre: Jorge Luis Borges. Su obra es una bisagra en las letras argentinas por haber instaurado una forma única de hacer funcionar la literatura: laberintos, mitos, historias universales, citas apócrifas, policiales perfectos, genealogías eternas, narraciones circulares, matemáticas imaginarias, indagaciones filosóficas… La lista es interminable.
El escritor argentino nació el 24 de agosto de 1899 y pasó sus primeros años en el barrio de Palermo, donde vivió hasta 1914. Durante este periodo se trataba de un barrio marginal y pintoresco, que marcaría profundamente su imaginario literario: obras como Fervor de Buenos Aires dan cuenta de este vínculo especial.
Cuentos, ensayos y poemas conforman una obra prolífica y fundamental para la literatura universal en castellano. La experiencia de leer a Borges también vive en rincones de Buenos Aires, donde nació, vivió y trabajó no sólo como escritor, sino también en conferencias y en la Biblioteca Nacional.
Visita a la casa de Borges en Palermo: Buenos Aires entre ficción y realidad
Jorge Luis Borges 2135, en Palermo Soho, es la dirección de la casa donde el autor de El Aleph pasó su infancia. Hasta 1996, el nombre de la calle era Serrano, y fue cambiado en honor a Borges en la fecha en que hubiera cumplido 97 años. La conmemoración fue inmortalizada con una placa con los versos del poema "Fundación mítica de Buenos Aires".
Por otra parte, Honduras 3784 es la ubicación de la casa del poeta Evaristo Carriego, cuya biografía fue escrita por Borges y publicada en 1930. El texto traza un relato novelado sobre la vida de Carriego, pero también retrata la vida en el barrio de Palermo y reflexiona sobre la identidad porteña. El procedimiento borgeano de combinar historia, crónica y ficción se consolidaba con este trabajo, anticipando un estilo único, caracterizado por límites difusos entre lo real y lo imaginario.
El tour Buenos Aires de Jorge Luis Borges y Evita Perón de Tangol consiste en un recorrido guiado por estas y otras locaciones importantes en la vida del autor. También incluye el paso por la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, donde funciona la casa museo con material exclusivo de la obra borgeana.
Fundación Internacional Jorge Luis Borges
La fundación fue inaugurada en 1988 por María Kodama, viuda de Borges, y se dedica a preservar y difundir la obra del genio literario argentino. La institución organiza exposiciones, conferencias y publicaciones, además de mantener viva la memoria de Borges con promoción al estudio de sus textos y el diálogo intercultural.
Un factor clave para comprender la intersección entre vida y obra de Borges es su linaje. De familia de poetas y militares, el escritor se sabía heredero de dos tradiciones y dos lenguas: la criolla y la anglosajona.
Según la crítica del ensayista y novelista Ricardo Piglia, la influencia de los padres de Borges fue fundamental en su formación literaria. Su padre, Jorge Guillermo Borges, le transmitió el amor por los clásicos y la filosofía, mientras que su madre, Leonor Acevedo, le inculcó el rigor intelectual y la pasión por la lectura.
Por esta razón, Borges crece como bilingüe y a los 4 años ya sabe leer y escribir. Su relación con la literatura nace muy temprano, y a los 7 años escribe su primer relato, La visera fatal, en alusión al Quijote de Cervantes.
En 1919, tras la Primera Guerra Mundial, Borges se trasladó a España junto a su familia. Allí colaboró con revistas literarias y publicó sus primeros poemas. Este período fue crucial para su desarrollo como escritor, ya que le permitió conectarse con las vanguardias europeas. Sin embargo, en 1924 regresó definitivamente a Buenos Aires, donde consolidaría su carrera literaria junto a autores y amigos como Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, entre otros.
Aunque su obra ya era prolífica pasados los 40 años, Borges empezó a ser reconocido dentro y fuera del país en la década del 50. En 1955 fue elegido Director de la Biblioteca Nacional, un cargo que ocupó durante 18 años. Su paso por la biblioteca fue paradójico: mientras dirigía una de las instituciones más importantes del conocimiento, su ceguera congénita se profundizó, limitando su capacidad de lectura.
A pesar de esto, Borges transformó la biblioteca en un espacio de reflexión y creación, describiendo su experiencia con una metáfora memorable: “Yo, que me figuraba el Paraíso bajo la especie de una biblioteca”.
En 1986, le diagnostican cáncer hepático y decide trasladarse a Ginebra, donde muere el 14 de junio, víctima de un enfisema pulmonar. Sus restos descansan en el cementerio de Plainpalais, en la ciudad suiza que tanto amó.