Las
ruinas aborígenes son el testimonio vivo de nuestras raíces. La
Argentina autóctona se revela a través de ellas y nos invita a
conocerla en un viaje al pasado para repensar el presente.
Desde
el origen. El término aborigen significa etimológicamente
desde el origen y se utiliza para designar al habitante originario
del suelo en el que vive. A lo ancho y largo del país,
encontramos numerosas ruinas aborígenes que nos ayudan a reconstruir
la historia, cultura y tradiciones autóctonas de nuestro pueblo. La
Argentina precolombina vive en esas tierras y desde sus vestigios nos
convoca a descubrirla.
Hacia
las ruinas. El turismo arqueológico nos lleva a conocer una
cultura desde raíz. Para este viaje al pasado, Argentina cuenta con
grandes y valiosos testimonios plasmados en ciudades en ruinas,
pinturas rupestres y trabajos en distintos materiales, como piedra,
bronce y cerámica. Adentrarse en este maravilloso universo nos
permite experimentar cómo vivían los primeros habitantes del actual
territorio argentino.
Ruinas
de Quilmes. En la provincia de Tucumán, a 15 km.
de Amaicha del Valle, se encuentra lo que fue el mayor asentamiento
prehispánico de la Argentina. Las primeras evidencias de población
datan del 800 d.C. y se estima que hacia mediados del S. XVII la zona
habría alcanzado los 10.000 habitantes. La ciudadela tenía una
ubicación estratégica: situada en la cima del cerro Alto del Rey -a
1.850 metros de altura-, permitía controlar el valle en toda su
magnitud. Gracias a esta inigualable geografía a y su desarrollada
organización social y económica, los Quilmes lograron resistir
durante 130 años a los intentos de evangelización y conquista
militar españolas, convirtiéndose en el último bastión indígena
ante el avance colonizador. Al pie de las Ruinas, encontramos el
imperdible Museo de Sitio donde se exhibe el material de las
excavaciones: fortalezas, reductos defensivos, corrales, depósitos
con paredes de laja, núcleos habitacionales y alfarería son algunas
de las reliquias descubiertas en esta imponente ciudad de barro y
piedra.
Santa
Rosa de Tastil. A 100 km. de la ciudad de Salta, se emplazan las
Ruinas de Tastil. A 2,5 km. del pueblo y 200 metros de altura, asoman
las paredes de una ciudad que estuvo habitada entre los años 1.300 y
1.400 d.C. Sus 440 complejos habitacionales cubren un área de
aproximadamente 12 hectáreas y se estima que la ciudadela podría
haber albergado a más de 2.000 habitantes. Cuenta con cinco plazas
comunales pero, al no poseer caminos, se conjetura que se caminaba
sobre los muros y se accedía a las viviendas a través de los
orificios de los techos. A partir de las investigaciones
arqueológicas comenzadas en 1967, se sabe que los pobladores de
Tastil fueron excelentes teleros, fabricaban objetos de piedra y
cerámica, criaban camélidos, cultivaban al pie de las montañas y
comerciaban con los pueblos andinos.
Legado
cultural. Para conocer la Argentina en profundidad, visitar estos
arqueológicos resulta imprescindible. La cultura de nuestro país
es la consecuencia de un entramado étnico y cultual donde cada parte
forma un todo rico complejo. Empezar por el origen es el punto de
partida para entender la historia, los procesos y la idiosincrasia de
un pueblo. Animate a descubrir la cultura aborigen que habita nuestra
tierra y acercate a Tangol. La agencia (situada
en Florida 971, planta baja, local 31) te ofrece todo lo que
necesitás para volver a los orígenes y desandar las huellas
indígenas.